Me surgieron tres preguntas. La primera, para el equipo de Verón, que tiene tanto huevo: ¿Es de machos el planteo que llevaron a Liniers? ¿Jugar con diez atrás y la gata Fernandez sólo arriba, marcando la salida de los volantes, es algo que hacen los guapo?¿Cagones son los otros?
La segunda es para Almeida, que entre semana salió por teléfono en el programa de Fabbri y criticó a Verón, apelando a cierta solidaridad entre todos los jugadores para lograr lo que de manera muy ambigua definió como cambiar el futbol. Con este discurso de clase, apelando a los grandes relatos, casi como en medio de la guerra civil española, ¿no debió decir algo sobre el hecho que Ortega pegó un codazo adelante del árbitro y no fue expulsado sólo por ser Ortega en el monumental, o sobre el golpe con el que le abrieron la cabeza al Martinez, que sangró durante todo el partido?
Dijo que no quería que pasen a beneficiarlos a ellos, sino que simplemente cobren bien. No lo hicieron. ¿Saldrá a decir algo?
Por último una para Ramón Diaz, con el ideario de éxito que manejan él y el grupo de periodistas que lo idolatran y lo presentan como imagen e un ganador, y con sus declaraciones entre semana, con un grado mayor de soberbia que lo que acostumbra, tras perder el clásico, por goleada, con pibes de 18 o 19 años, ¿no debería renunciar?
