Generalmente, cuando hablamos de la pérdida del nivel de nuestro torneo apuntamos a lo pobre que son los partidos, a lo mal que se juega, a lo poco que se apuesta por jugar bien al fútbol.
Pero hay otra consecuencia de la exportación desmedía y la locura por los resultados: lo mal que se defiende.
Es que la escasez de jugadores técnicos no se da sólo de mitad de cancha para arriba, sino también atrás, pues, salvo excepciones (Botinelli, la pareja de centrales de Vélez, Martinez en Racing y alguno más), los defensores sólo saben pegar y tirarla bien lejos
Paradójicamente, los discursos del “ganar como sea”, “jugar este partido como si fuera una final” o equipos que se arman “desde atrás” terminaron generando defensas muy pobres, que cometen errores tontos y desconcentraciones.
Esto se ve fecha tras fecha, este fin de semana, fue muy evidente en el crece entre dos “necesitados”, Gimnasia y Quilmes. También podemos nombrar: lo de Newell´s contra Godoy Cruz, lo de Argentinos contra Boca, lo de Racing, que fue constante en todo el campeonato, igual que lo de Colón.
En definitiva, uno termina extrañando a esos señores defensores, ya no que podían salir jugando, que también sabían con la pelota; sino que simplemente puedan robar un balón sin hacer foul, que tengan el talento para leer al rival, tomarle el tiempo y en el momento justo extirpar el balón, jugadas que con suerte vemos tres o cuatro veces por fin de semana (es muy buena la recopilación que hacen en el programa de Perfumo y el ruso Verea en ESPN)
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