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miércoles, 14 de julio de 2010

Se vende todo y a todos lados

El pasado domingo, el suplemento económico de Tiempo Argentino publicó una nota titulada La Argentina: potrero del Mundo, en la cual se destacaba que superamos a  Brasil en el ranking internacional de pases de jugadores de fútbol al exterior.

El artículo explica que en 1995, con la liberación del cupo de extranjeros que podían incorporarse en Europa, hubo una explosión del negocio que se fue acelerando hasta llegar, en 2009, a 1776 jugadores trasferidos al exterior, 333 más que Brasil.

La nota, en tanto económica, se queda sólo con los números. Intentemos profundizar un poco estos datos desde la mirada futbolera: si bien hay un continuo crecimiento en la cantidad de jugadores vendidos, conjuntamente con esto se da una caída en la calidad de qué y adónde se vende.
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¿Qué vendemos?

Por un lado, ya no sólo se vende afuera a la máxima figura o a la joven promesa de crack; ahora también se vende al jugador medio, que cumple pero que no le sobra nada, y  a cualquier joven al que se le va cierto futuro.

¿Cómo se explica esto? Desde el lado del que vende, se argumenta la necesidad económica y el deseo del jugador. Del otro lado, el razonamiento también se explica desde lo económico: los bajos costos, que influyen de dos maneras.

Por un lado, se compran futbolistas jóvenes (cada vez más jóvenes), pensándolos como una inversión, en la cual es muy poco lo que deben apostar y mucho lo que pueden ganar si este jugador termina explotando (relación costo-beneficio favorable). Con este razonamiento, se vuelve cada vez menos importante ver que el deportista demuestre algo de lo que se le ve, confirme.

Pensemos en los cientos de casos de jóvenes que se van al exterior antes de llegar a Primera o con unos pocos partidos encima. También se dan los casos de chicos que al momento de debutar, ya pertenece a un club del exterior. Un caso para pensar esto puede ser el de Leandro Grimi, que si bien contaba con 21 años, sólo había disputado 11 partidos en Primera y pasó al Milán, en lo que sólo puede entenderse como una apuesta.

Hace unos años fue muy polémico el caso de Erik Lamela, ¿jugador? de River de sólo 12 años que era pretendido por el Barcelona. Si bien en aquel momento finalmente no se hizo el pase, esa situación que parecía inédita e inaudita, da la sensación que con el tiempo eso se volverá una realidad.

Por otro lado, está esa dimensión ligada al amor propio, ese fuego sagrado, con el que se asocia al futbolista argentino. Pongámonos en el lugar del dueño de un club (o quién realice las contrataciones) mediano o chico de Europa que  necesita cubrir un puesto: ¿traemos al jugador del fútbol local o al de Argentina, que es más barato y suele rendir mejor?. Pero además en todos estos casos, también deben influir los antecedentes, en la mayoría de los clubes, ya han traído jugadores sudamericanos y les han rendido, han demostrado tener algo que los suyos no tiene, les importa perder, muestran tener sangre, pero también talento.

Así,  se llega al punto de  equipos como el Catania, donde el buen funcionamiento de los argentinos promueve la llegada de otros. Lo mismo había sucedido hace unos años con el Zaragoza. Mal no les fue…



¿A dónde se vendemos?

Por otro lado, esta cifra de 1776 jugadores trasferidos al exterior no deja profundizar sobre hacia dónde van estos jugadores. En los últimos años, cada vez aparecen nuevos destinos para nuestros futbolistas (Rumania, Suiza, etc.), mientras que ligas donde eventualmente podría pasar un jugador se han vuelto un destino común luego de cada campeonato.

Si analizamos los traspasos del campeonato pasado, podemos ver que salvo algunos casos ( Mario Bolatti a la Fiorentina; Matías Alustiza, Xerez o “Toto” Salvio, Atlético de Madrid) en todos los casos nuestros jugadores e han ido a plazas en algún momento consideradas menores, sobre todo a Chile, pero también a Uruguay, Paraguay, México o Ecuador.

Lo mismo parece estar pasando con este último mercado de pases, aunque con Mexico como principal destino y mucho más mercado interno; esta vez las excepciones son Franco Jara y Nico Gaitán, que pasaron al Benfica; los dos de estudiantes que pasan a Inglaterra: Angeleri (Birminghan), Mauro Boselli (Wigan); Paletta, Parma; James Rodríguez, Porto; Marco Torsiglieri, Sporting de Lisboa y lo que pueda pasar con Muñoz.



A modo de conclusión

Entonces, ya no es que no podemos competir con Italia, España, Inglaterra y otras ligas importantes. Ya no es que se van a México, que es una liga menor pero con muchos mejores sueldos y la posibilidad de un futuro pase a Europa. Estamos en un contexto en el que, según parece, no podemos competir con Chile o Paraguay. ¿Será realmente así?

Por otro lado, surge otro tema. Siguiendo esta idea de generar valor agregado y que en vez de exportar granos para que sea elaborado en el exterior conviene poner una fábrica de aceite, ¿no hay manera de retener a un jugador un año más, de darle rodaje, en algunos casos curtirlo jugando Copa Libertadores, y después venderlo a mayor costo?

Ya no estamos hablando del beneficio futbolístico del club o el placer del hincha de ver a su jugador, sino, ya derrotados, de por lo menos que los pases sean realmente beneficiosos para el club (y con esto ir paulatinamente necesitando vender cada vez menos).

Por otro lado, si vos estas cinco, seis, diez años formando un futbolista, no podés inculcarle que no hay necesidad de ser trasladado a Europa en al primera oportunidad que se tenga, enseñarle otra idea de éxito (más ligado a lo deportivo que lo económico). Lanús y Vélez pudieron. En este caso, las situación socioeconómica del país no es una escusa, no para un futbolista de primera división (que puede cubrir la necesidad de mantener a su familia)

Se dijo que el nuevo dinero que ingreso por el paso de la TV a manos del Estado (y la nueva forma de dividirlo entre los equipos) permitiría que los clubes retengan a sus jugadores un tiempo más. Ojalá así sea, pero no parece haber cambios.

Por último, la nota  de Tiempo  explica que el gobierno para 600 millones de pesos anuales por los derechos del fútbol, mientras que en la liga inglesa se subastaron por 2237 millones de euros por tres años. La diferencia es notable; que hubiera pasado si nuestra liga no estuviera tan devaluada, si nuestras futbolistas (porque ya no hay que hablar sólo de figuras) jugaran acá.

Aclaración: Este artículo puede ser tildado de idealista, pues no contempla el negocio de los intermediarios, operaciones de lavado de dinero, etcétera. Tampoco se tuvo  en cuenta  la actitud de algunos clubes de, a partir de préstamos, cambiar a varios de sus jugadores por otros que en definitiva tiene un calidad similar, así “renuevan” medio plantel y para mostrarle a los hinchas que se mueven en el mercado cuando en realidad no se han reforzado. Me pareció mejor dar la discusión con los argumentos que usan los dirigentes.

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