La actual situación de Colón de Santa Fe, permite pensar como en un segundo puede cambiar un resultado, como, por lo menos en el fútbol argentino, el éxito o el fracaso depende del lado que cae la moneda y preguntarnos por la validez de reflexiones, opiniones o críticas que depende de estos resultados y cambian tan rápido como estos.
“Las escasas dos unidades en la tabla no es lo que más preocupa en Colón. Hay un dato que viene de arrastre y asusta: de los últimos 54 puntos en disputa, el Sabalero consiguió tan solo doce. Es decir, si el viernes no le gana a Racing, habrá cosechado un solo triunfo en 19 partidos (el último fue el 3-0 a Boca, el 8 de abril). Uff...” comienza señalando una nota del Diario Olé titulada Números que dan temor.
Estas cifras hablan solas, tienen un peso que las vuelve indiscutibles y que legitima todos los discursos periodísticos y los reclamos de “los hinchas”, todos dirigidos a forzar la renuncia del Turco. Pero, ¿Qué hubiera pasado si un par de jugadas puntuales se hubieran dado de forma distinta? ¿Qué hubieran dicho todos?
El sabalero empezó el campeonato muy bien posicionado en los pronósticos de periodistas y futboleros, para algunos iba a ser sorpresa, otros ya lo tildaban de candidato. Todos coincidían en que era uno de los equipos que mejor se había reforzado, destacando las contrataciones de Joaquín Larrivey (Cagliari), Federico Higuaín (Godoy Cruz), Damián Díaz (U. Católica) y Cristian Ledesma (Olympiakos). Había dejado atrás la durísima eliminación de la Copa Libertadores (o el no ingreso) y el muy mal campeonato pasado, o sea, la mayoría de los partidos que componen el desastroso panorama que describe Olé.
Y con esa ilusión, arrancó el campeonato en cancha de Quilmes. Le estaba ganando al local por uno a cero, no le sobraba nada pero estaba tranquilo y a los 44 del segundo tiempo la moneda lo traicionó por primera vez y Juan José Morales le empató el partido. Se le escaparon dos puntos de entre las manos.
En la segunda fecha, recibió a Banfield con la intención de recuperarse y hacerse fuerte de local. Estaba jugando bien hasta que nuevamente le falló suerte, se lesionó “Pirulo” Rivarola, que estaba jugando un muy buen partido y el equipo cayó mucho en su rendimiento, faltando 10 minutos, Cristian García marcó el gol en el primer tiro al arco del visitante. Pudieron ser tres puntos, tenía uno asegurado, se quedó sin ninguno.
En la tercera fecha, empató sin goles con Gimnasia en una partido que no tuvo nada para comentar, sólo lo increíblemente aburrido que fue el primer tiempo.
Y llegamos a la última fecha. Donde Colón necesitaba ganar, ya no para prenderse a la lucha del título, sino ya para bancar al técnico y recuperarse de muy mal momento, de todo el arrastre. Y empezó bien, un rato antes del gol, y sobre todo después de éste, mostró muy buen fútbol y era claramente superior a Godoy Cruz, pero todo se vino abajo con las dos expulsiones y el visitante terminó aplastándolo.
Entonces, hubo tres momentos determinantes, que de haberse dado de otra manera el presente de Sabalero hubiera sido otro. El equipo der turco podría tener 4, 5,7, 9, 10 puntos…¿qué habrían dicho entonces los periodistas?
Supongamos que hubiera logrado el triunfo en la cancha de Quilmes y otra en alguno de los dos últimos partidos, la cifra sería tres victorias en 18 partidos (hoy es sólo una), todavía un muy mal rendimiento. Ante esta situación, los medios señalarían esto, criticarían al equipo, se preguntarían porqué el Turco continúa en su cargo, o destacarían que el equipo mostró buenas actuaciones y está ahí de la punta, dejando definitivamente en el pasado el semestre anterior.
Por supuesto que en estas líneas no queremos decir que Colón tuvo mala suerte y justificar así su mal momento, es clara su responsabilidad incluso ene sus jugadas, por ejemplo en la irresponsabilidad de la expulsiones o cómo durmieron en el empate de Quilmes. Lo que se intentó señalar es que hay situaciones, jugadas puntuales, donde todo cambia en un segundo, y marcar la debilidad de lecturas que pueden cambiar igual de rápido
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